Las consecuencias de la prohibición

La campaña psiquiátrica triunfante (OMS,1952-1953), convalidada por la Convención Unica de Estupefacientes (Nueva York,1961) y adoptada por el Gobierno del Perú:

1. Estigmatizó el uso de las hojas de coca como "adicción", "toxicomanía", "farmacodependencia", "uso indebido", desprestigiando a la costumbre ancestral. El establecimiento psiquiátrico en el Perú le prestó , durante décadas, incondicional apoyo. Figuró por eso como "la toxicomanía más extendida en el Perú " en las estadísticas del ministerio de Salud, cargo aún no levantado oficialmente.

2. La política educativa al respecto consolidó formalmente el prejuicio colonialista frente al coqueo, quedando marginada la coca de la atención pública. Incluso historiadores y arqueólogos peruanos tendieron a ignorarla en sus consideraciones, al igual que las facultades de agronomía la excluyeron de sus programas de enseñanza e investigación.

3. La coca fue igualmente ignorada en todos los programas de desarrollo, prestándose así al crecimiento clandestino explosivo que llevó a convertir a la cocaína en un "U.S habit", como le anunció Time (1980)

4. Al echarse a andar la conexión peruana, amplias zonas de la ceja de montaña fueron deforestadas para extender las plantaciones y los deshechos tóxicos usados para preparar la pasta básica de cocaína (PBC) causaron daños ecológicos. El dinero mal habido , de otro lado, corrompió las zonas manejadas por su aprovechamiento ilícito y terminó comprometiendo altas instancias de gobierno (ver Nadelmann, 1988).

5. La soterrada economía de la coca, durante la década de los 80s., contribuyó con su aporte de dólares a incrementar nuestras importaciones y, eventualmente, a crear plazas de trabajo. Pocos hablaron en público de lo que se aceptaba en privado: eramos un "cocaine country" que se ignoraba y sólo en las páginas policiales aparecía la problemática de la coca.

6. Se inició entonces la labor complementaria en el mundo de las comunicaciones y se creó CEDRO, centro ciertamente distinto al homólogo de Amsterdam, que sigue hoy blandiendo el oscurantismo psiquiátrico como bandera. Cabe señalar que CEDRO-PERU es una institución financiada por AID, encargada de controlar la opìnión pública en el tema de "las drogas", tal como la considera deseable el gobierno de los Estados Unidos.

Como resultado de la campaña fundamentalmente antropológica que a partir de 1977 rescató el buen nombre del coqueo andino, los presidentes de Bolivia y Perú , en 1994, asumieron la revalorización planteada, sin esgrimir los argumentos del caso.

 

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