Ethan Nadelmann y la coca

En una carta reciente,fechada el 31 de enero, dirigida al Consejo Andino de Productores de Hoja de Coca con motivo de un evento relizado en Cusco, el principal defensor del cambio de la legislación sobre drogas en los Estados Unidos, Ethan Nadelmann, hizo llegar observaciones y recomendaciones a quienes estamos interesados igualmente en modificar los términos de intercambio que tal legislación genera.

Como Director de The Lindesmith Center, la institución creda por Soros a la que hicimos anteriormente referencia al ocuparnos de la revalorización de la marihuana en los Estados Unidos, ha reconocido el destacado especialista que las bases para incluir a la hoja de coca en la Convención Unica de Estupefacientes de 1961 han sido enteramente desacreditadas y que son hoy percibidas como mala ciencia y prejuicios culturales. Alentaba Nadelmann al Consejo Andino para que mantuviera por ello su crítica a la prohibición y sus consecuencias, uniéndose a la campaña internacional que plantea el tratamiento del tema de las drogas como un tema de salud, recurriendo a la ciencia y al deseo de entendimiento. Pragmaticamente sugería Nadelmaann que se hiciera esfuerzos para legalizar la exportación del "mate de coca" y otros productos que contuvieran pequeñas cantidades de cocaína. "Una notable planta con una larga historia, la coca debiera ser un mercancia legítima en el mercado mundial, junto al azucar, tabaco, cáñamo o cafè", comentaba . Para el logro de tal propósito recomendaba investigar la posibilidad de uso de dichos productos en el tratamiento de los "adictos" a la cocaína, asintiendo en el uso que circula, como si la simple "adicción", que personalmente preferiría llamar querencia o afición, mereciera un tratamiento psiquiátrico.

Si se quiere recurrir la ciencia y al deseo de entendimiento debemos comenzar por establecer con claridad que existe el uso, el mal uso y el abuso de una sustancia como la cocaína. Nadie lo niega. Pero Nadelmann sabe bien que en las investigaciones realizadas, especialmente por Peter Cohen de la Universidad de Amsterdam, ha quedado claro que la mayoría de los "adictos", a la cocaína,al menos en los paises de la unión europea, no tienen otros problemas que los derivados de la situaciòn legal de la nieve andina y que los merecedores de "tratamiento" son una minoría entre ellos, como sucede igualmente con el alcohol o el tabaco. La "adicción", en la medida que sólo designe la frecuentación de un sustancia psicoactiva no tiene de por sí nada de patológica y antes bien corresponde a un apetito selectivo del sistema nervioso que puede ser atendido naturalmente, tal como lo ha venido siendo en diversas tradiciones. Tal es el coqueo en la tradición andina.

Si bien productos con algo de cocaína pueden servir en el periodo de desintoxicación de casos problema, de acuerdo a informes ya existentes, la campaña debe orientarse, pienso yo, a informar sobre las ventajas de salud que implica el uso regular de productos de coca frente al uso regular de cocaína. Si queremos pensar en un gran mercado no será prestigiando nuestra coca en base al quehacer de los psiquiatras, que tienen a su cargo la minoría desviante, pero si ofreciéndole al mundo nuestro excelente estimulante en productos integrales con otras riquezas muy estimadas hoy día por los nutricionists. Recordemos la investigación pionera sobre nutrición y coqueo del doctor Carlos Collazos Chiriboga con sus colaboradores Renán Urquieta y Enrique Alvistur, realizada hace treinta años , en la cual se demostró que la coca es un notable alimento.

Si queremos replantear el tema de "las drogas" atendiendo a la información científica, no debemos caer en el garlito de aceptar el manejo convencional del lenguaje . Es cierto que la gente habla así, pero debemos reparar en que detrás de ciertos términos se esconden los fomentados prejuicios que cierran las posibilidades de cambiar el panorama. Que la crónica periodística los emplee es explicable, pero se debe evitar si se quiere cuestionar realmente al sistema, como parece ser la intención de The Lindesmith Center a cargo de Ethan Nadelmann.

 

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