La coca y nosotros, los viejos

Según Gro Harlem Brundtland, a cargo de la Dirección de la Organización Mundial de la Salud, el envejecimiento de la población mundial constituirá un reto durante el próximo siglo. En su carta , con motivo del Día Mundial de la Salud, difundida mediante Internet, señaló igualmente que será la oportunidad de recibir el aporte de los viejos. Una vejez productiva sería por lo tanto la respuesta adecuada, para evitar que seamos considerados una carga por la gente joven, deseosa de vivir su independencia con entera libertad. De ahí el lema Una vejez activa hace la diferencia (o "Sigamos Activos para envejecer bien" ) que caracteriza al presente año, 1999, como el año dedicado a la tercera edad.

Los progresos indudables de la medicina preventiva (higiene pública, mejor nutrición y vacunas, principalmente) , así como el espectacular éxito de los antibióticos y otros recursos médicos, producto de la investigación científica, parecerían ser los factores básicos que le han permitido a la humanidad actual envejecer en mejores condiciones que pasadas generaciones. Con 580 millones de viejos que llegaremos a mil millones el año 2020, si consideramos adicionalmente el progresivo declive de la natalidad, las personas de edad constituiremos un importante sector de las sociedades del futuro. Todos nos debiéramos preparar para ello manteniendo la actividad "física, mental, social y espiritual", pues ella es la clave del bienestar. Adicionalmente, según apunta GHB, "políticas que reduzcan las desigualdades sociales y la pobreza son necesarias para complementar los esfuerzos individuales".

Nosotros , los viejos , apreciamos las buenas intenciones expresadas por la Dirección de la OMS. Era de esperarse que nuestro incremento numérico mereciera el reconocimiento de nuestra importancia. Personalmente, sin embargo , "porque más sabe el diablo por viejo que por diablo",discrepo de algunas decisiones de sus propios organismos especializados encargados de velar por nuestra salud, entre los cuales se encuentra su Comité de Expertos en Farmacodependencia, encargado de prestarle base "científica" a su quehacer global que secunda "la guerra a las drogas"-. Interesado en los efectos psicológicos de las sustancias psicoactivas prohibidas, a partir de mi interés primero en la hoja de coca y el coqueo andino, he venido sosteniendo, en efecto , que la distorsión psiquiátrica producida al evaluarse recursos medicinales tradicionales (opio, marihuana, khat, tabaco)como si fueran plantas nocivas por ser "drogas de abuso" que pueden llevar a la "adicción", cuando no "drogas tóxicas", contraviene la experiencia estrictamente médica. La medicina, como lo prueba la historia, respaldó en todos los casos sus virtudes y les dió su debido lugar en la farmacopea aprobada, antes que los "flagelos" de las "toxicomanías" fueran asumidos como tales por las Grandes Potencias reunidas en La Haya(1912). Tal ha sido la versión colonialista impuesta gracias al respaldo psiquiátrico, aquí y fuera.

Urgentes realidades, como la violencia en la vida colombiana y la siempre explosiva situación de los campesinos cocaleros bolivianos y peruanos, debido a una guerra de baja intensidad que ha pasado a ser una estrategia de dominio impuesta desde Washington para asegurar su derecho a intervenir militarmente por razones "humanitarias", deberían convocarnos alrededor de un tema que, lamentablemente, se ha silenciado en los medios de comunicación, como es el de la revalorización de la hoja de coca, tarea nacional olvidada desde 1995.

Tal como el profesor Andreu Viola de la Universitat de Barcelona concluyó en su trabajo "La Otra Revolución Verde: cultivos de coca y economía campesina en Bolivia", expuesto en un reunión sobre coca realizado en la capital catalana, luego de mostrar los efectos contraproducentes de los ensayados proyectos de sustitución de los cultivos, "la hoja de coca, si dejamos de lado su controvertida penalización internacional, podría ser algo así como "el sueño de un economista del desarrollo"(Spedding,1989). Remitiéndose a Thiesenhusen* ,quien fija diez criterios para un verdadero desarrollo rural, el profesor Viola señaló que , de acuerdo a diversos especialistas, la coca sería el cultivo más promisor, pues cumpliría siete de las calificaciones necesarias para impulsarlo debidamente. Ello debiera dar qué pensar a quienes hacen de la inteligencia un oficio, asumiendo la responsabilidad nacional por ese basureado recurso de nuestro patrimonio cultural.

En cualquier caso, si de una vejez activa se trata, como propone la OMS, nada sería más positivo para la Humanidad que la reconsideración del caso de la hoja de coca y la cocaína, como no lo quiso hacer en 1992 su Comité de Expertos, al negarse a poner la información al día. Por ello la condena sigue pesando sobre el "architónico" de Hipólito Unanue que nos mantiene a millones de peruanos con ánimo, aún en medio del general y extendido desaliento que caracteriza el tiempo presente.

 

* Thiesenhusen, W.C (1887) "Rural Development Questions in Latin America", Latin America Research Review XXII(1): 171-203.

 

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