CONVENIO DE COOPERACIÓN ACADÉMICA CIENTÍFICA Y CULTURAL
Con la Universidad Nacional Autónoma Altoandina de Tarma (UNAAT)

La Universidad Nacional Agraria La Molina (Lima), representada por su rector, Dr. Américo Guevara Pérez, y la Universidad Nacional Autónoma Altoandina de Tarma (Junín), representada por su presidente de la Comisión Organizadora, Dr. Wilber Jiménez Mendoza, suscribieron ayer un Convenio Marco de Cooperación Académica, Científica y Cultural.
La finalidad de este convenio es establecer mecanismos e instrumentos de intercambio académico y de búsqueda de cooperación en el campo de la investigación, la docencia y la extensión universitaria; actividades que contribuirán a fortalecer las relaciones académicas y culturales entre ambas casas de estudios.
El objeto de este convenio es implementar el trabajo cooperativo para ejecutar diversas actividades como la movilidad de docentes, estudiantes y personal administrativo entre ambas universidades, así como el desarrollo de cursos, seminarios, adiestramiento en servicio, visitas de estudios y becas; apoyo administrativo en proyectos y programas de acción conjunta, entre otras.
Como parte de los compromisos establecidos en el convenio, se contempla el desarrollo de estudios y proyectos de investigación en temas de interés común, así como cooperación para la realización de prácticas pre-profesionales orientadas a la vinculación de los estudiantes con la realidad profesional, entre otros aspectos. Además, ambas instituciones se comprometen a suscribir convenios específicos, destinados a promover iniciativas que conduzcan al desarrollo sostenido de la ciudad y la región, fortaleciendo así el impacto académico-social de ambas universidades en su entorno.

Señor de Muruhuay
Acompañaron al presidente de la Comisión Organizadora, el Dr. Moisés Huerta Rosales, vicepresidente Académico, y la Lic. Yovana Quispe Curi, responsable de Imagen Institucional. La comitiva tarmea hizo entrega al señor rector de la UNALM de un cuadro bendecido del Señor de Muruhuay, imagen que es objeto de veneración desde la segunda mitad del siglo XVIII, en los últimos años del Virreinato. Durante una epidemia de viruela que asoló la región, se obligó a aislar a los enfermos para contener el contagio, en las faldas del cerro Shalacoto y en la quebrada de Tranca. Fue en los pies de Shalacoto donde apareció un manantial que curaba a los enfermos. Al desprender rocas para construir sus moradas, se dejó al descubierto la imagen del Cristo crucificado en una de las rocas.
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Elsa Huertas Aponte