Queridos graduandos:
        Nos encontramos  ante uno de los acontecimientos más trascendentales de vuestras vidas, un  acontecimiento que constituye la materialización de muchos sueños, la  consolidación de tantas esperanzas acariciadas durante los últimos años, la  culminación de muchos esfuerzos y sacrificios: el día de vuestra graduación.
      Sin embargo, no  crean que sea el momento de olvidarse de los libros y los estudios. El camino  que han escogido para sus vidas al optar por una profesión les exige que, por  el resto de vuestros días, deben estar permanentemente actualizándose,  perfeccionándose, aprendiendo las nuevas técnicas, conceptos y teorías que les  permita mantenerse “al día”, sobre todo en un mundo tan competitivo como el  actual, que ha sido calificado como la ERA del CONOCIMIENTO, donde los  avances científicos y tecnológicos se producen a un ritmo vertiginoso y en  medio de un proceso de globalización avasallador. El conocimiento es, pues, un  componente de estratégica importancia en el desarrollo de un país. Se ha  constituido en un elemento insustituible para afrontar la alta competitividad  instalada en el contexto internacional. 
      Según el Banco  Mundial la riqueza de una nación puede ser ponderada mediante tres elementos: 
      · Sus recursos  naturales. 
        · Sus vías de  comunicación e industrias. 
        · El  conocimiento y la salud de su población. 
      Ninguna  Universidad es capaz de enseñar y preparar al profesional en “TODO” lo que debe  saber para un desempeño satisfactorio en la vida profesional. La Universidad  solo es capaz de darles las herramientas que, bien conservadas y actualizadas,  con un permanente mantenimiento y aplicadas adecuadamente, les permitirá  enfrentar los retos que enfrentarán en su vida profesional. Los profesores solo  ponemos las semillas que, si ustedes saben valorar y cuidar, les permitirá  tener una cosecha generosa en logros y éxitos profesionales, aunque para ello  tengan que esforzarse y trabajar en forma dura y  sacrificada para responder a las exigencias  de la vida actual.
         
        Los expertos en temas  educativos consideran que un gran porcentaje de los profesionales recientemente  graduados, dentro de unos 10 años estarán ejerciendo profesiones distintas a la  que han estudiado, muchas veces profesiones que aún no se han creado. La única  manera de lograr un desempeño satisfactorio en un mundo tan cambiante, es  reforzar las bases de nuestra carrera, las raíces de nuestra profesión,  los cursos básicos, las Ciencias básicas. Si  estas raíces son sólidas, si la carrera ha sido edificada sobre bases fuertes,  no tengamos miedo a enfrentar los retos venideros, por muy grandes que sean.
      Nuestra  Universidad, aún con sus grandes limitaciones presupuestales, que se  manifiestan en falta de recursos materiales y humanos, ha hecho su mejor  esfuerzo por darles una preparación sólida y científica, por inculcarles  valores y sentimientos que, sumados a los que les han inculcado en vuestros  hogares, serán los pilares sobre los que ustedes deben edificar su vida  profesional y familiar. Es decir, la universidad se ha preocupado no sólo de  educar su mente, sino también su corazón y su espíritu para que en el futuro  puedan enfrentar la vida con ese reconocido “espíritu molinero”, con fe y  optimismo, con alegría y perseverancia, con conocimiento y humildad, con  esfuerzo y sacrificio.
      Han asumido un  compromiso con su Universidad, con su País, con sus familias y amigos. Porque  donde vayan y en las circunstancias que sean, ustedes deben saber  representarlos con dignidad, con equidad y justicia, con valores  éticos y morales. Vuestro desempeño futuro nos dirá si este esfuerzo de la  Universidad ha sido fructífero o vano, si la inversión que el País ha hecho en  ustedes a través de la Universidad ha sido rentable o un gasto inútil, si el  esfuerzo y sacrificio de vuestras familias y amistades han valido la pena o  no.  
      Tengan siempre  presente que el dinero y los bienes materiales no son lo único que vale en la  vida, ni siquiera son lo más valioso. Esta verdad es aún más importante en un  mundo tan materialista como el actual y, sobre todo, en un País como el nuestro  que tanta necesidad tiene de recuperar sus valores morales, que es una carencia  mucho más importante que las carencias materiales.
      El Dr. Bernardo  A. Houssay brillante investigador argentino, Premio Nobel en Medicina expresó  en 1960 lo siguiente: “Algunos creen que la Ciencia es un lujo y que los  grandes países gastan en ella porque son ricos. Grave error, gastan en ella  porque es un gran negocio, y porque de esa forma se enriquecen. No gastan en  ellos porque sean ricos y prósperos, sino que son ricos y prósperos porque  gastan en ella. Nada da dividendos comparables a los que proporciona la  investigación científica y tecnológica”. 
      Nuestro País,  vuestro País, espera y necesita mucho de su juventud, y Ustedes son la parte  más privilegiada de esa juventud, la que ha tenido las mejores condiciones  intelectuales y la que ha recibido la mejor y mayor preparación: son la mejor  inversión de nuestro Perú, son la mayor esperanza de un futuro mejor para  nuestra sociedad.  
      La Universidad no sólo forma excelentes profesionales, desea  así  como aspiran ustedes, a que sus egresados sean  líderes, que se conviertan en agentes de cambio de nuestra sociedad que  fortalezcan el desarrollo de nuestro país.
      El liderazgo implica algunos atributos que van más allá  del discernimiento y las competencias básicas que la Universidad les haya  podido inculcar, como bien han aprendido en el transcurso de vuestra formación.  También requiere de carácter, compromiso, generosidad, iniciativa, creatividad,  capacidad para escuchar a los demás, construir relaciones y aprender de los  errores, focalización y pasión en lo que se hace, actitud positiva hacia las  cosas, seguridad en uno mismo, habilidad para resolver problemas, auto  disciplina, y especialmente la disposición para ayudar a los demás a aprender. 
      Sin embargo, todas estas cualidades, tan importantes,  resultarán incompletas si carecen de visión. Porque es esa visión la que dirige  al líder y alimenta su pasión. Un líder sin visión es alguien que termina dando  vueltas alrededor de sí mismo. Uno no puede comprar, tomar prestada una visión,  buscarla en Google  o descargarla de  internet. Hay que buscarla dentro de uno mismo, en las habilidades propias y  deseos íntimos. La visión no es que va a aparecer de pronto una noche. Surge de  nosotros, de las personas que nos rodean, de situaciones que nos han marcado.  Una visión actúa de imán, atrae, desafía, ilumina a otros, une a las personas y  les da también valor a ellos. 
      Bill Gates  menciona que lo que el líder hace, es no culpar a nadie en particular por los  errores sino ver qué aprendemos de ellos y cómo solucionamos el problema. Afirma:  “cuando alguien sufre fracasos, se ve  obligado a ser creativo, a pensar con profundidad, día y noche. Toda empresa necesita gente que haya pasado  por eso. Las empresas requieren de personas que hayan cometido errores y que  hayan sabido aprovecharlos”. Para Gates es importante celebrar el éxito  pero más importante es aprender de nuestros errores. 
      ¿Quieren una fórmula para el éxito? La respuesta de  Thomas J. Watson, fundador de la IBM, a esta interrogante fue: “¡Equivóquense  mucho! El fracaso no es el enemigo del éxito, sino su germen”. 
      Por lo que Winston Churchill resaltaba: “El éxito es la habilidad  de ir de fracaso a fracaso sin perder el entusiasmo”. Pero: “El éxito no es definitivo, el fracaso no es  fatídico, lo que cuenta es el valor de continuar”, por eso no pierdan el  entusiasmo, sean constantes en alcanzar sus metas. 
      Por último, quiero decirles los ganadores nunca renuncian y los inconstantes e inseguros nunca ganan.  No sólo sean personas  de éxito sino sean  personas de valor.  Hay otros valores tan  o más importantes —como la bondad, la humildad, la integridad y la lealtad, por  ejemplo— que han perdido alguna relevancia para el prestigio social, pero que  debemos cultivar.
      Al salir de este auditorio, para empezar una nueva etapa  en sus vidas, recuerden con cariño su pasado por esta Universidad, un pasado  del cual empieza a ser parte ahora de la historia de cada uno de ustedes.  Proyecten con imaginación su futuro, en el cual tienen tanto que dar como de  recibir, y vivan con intensidad el presente, un presente que hoy es de  celebración y júbilo. 
      ¡Éxito! señores graduandos.
      Muchas gracias.