Autoridades de la Universidad, Profesores,  Estudiantes, Amigos y Familiares, Colegas, Señoras y Señores:
      Quisiera empezar expresando mi gratitud por este  reconocimiento. Me emociona mucho estar con ustedes hoy y ocupar el lugar que,sin  merecerlo, me han concedido y además escuchar las expresiones de reconocimiento  y elogio para mi persona.
      Este grado y el honor que lo acompaña, es algo que me  ha sorprendido. Sin embargo, lo recibo lleno de entusiasmo, como quien acepta  un regalo generoso y al mismo tiempo inesperado.
      Para preparar este discurso he tenido que mirar hacia  atrás. Mirar los eventos de toda una vida lo que da una perspectiva de los  hechos más importantes, los que marcan. Los que en el momento pueden ser vistos  como una crisis pero que a la luz de los años, terminan siendo los que nos  forman y nos hacen quien somos. Les agradezco también por esto, pues si no  fuera por la ocasión de este honor, probablemente no habría hecho nunca este  recuento.
      No soy un pensador ni un académico. Soy solamente un  empresario peruano que ha trabajado toda su vida en el Perú y creyendo en el  Perú. En consecuencia, sólo puedo compartir con ustedes algunas de las experiencias  que más me han marcado. Un pequeño listado de algunos momentos y de algunas  cosas que he aprendido en mi vida y que me han resultado valiosas, con la  esperanza de que también resulten útiles para ustedes.
      La emoción es doble al recibir este reconocimiento  de parte de la Universidad Nacional Agraria, mi casa y Alma Mater. Tengo los  mejores recuerdos de mis años como alumno en la Facultad de Agronomía. Me acuerdo  mucho de profesores como Alex Grobman, Orlando Olcese, Octavio Velarde y  especialmente de Charles Morín. Todos ellos me marcaron y fueron una gran  influencia para mí.  
      Esa fue una época maravillosa para muchos de  nosotros. El país crecía y todo indicaba que el futuro sería también  maravilloso. Nadie podía anticipar lo que vendría luego. 
      Por esa época yo andaba muy ocupado. No vivía en mi  casa sino en el Club Regatas yregresaba a mi casa solo para comer. Mi hermano  Nacho y yo dormíamos en La Punta. Nos levantábamos a las 5 de la mañana para  entrenar y luego íbamos a la universidad en motocicleta. Como no tenía dinero,  me dediqué a sembrar terrenos de amigos para así evitar que se los invadan. Mi  vida giraba en torno a ir a la universidad, trabajar y hacer deporte. Mucho  deporte. 
      El deporte me ha acompañado siempre y me ha enseñado  mucho. No hay nada mejor que el deporte para conocerse a uno mismo, reconocer nuestras  limitaciones y fortalezas y sobre todo aprender lo que es la disciplina. Por  ejemplo, estás en una regata, vas recién por la mitad del recorrido, te falta  todavía mil metros pero ya no puedes más. Ahí te atacanlos nervios, las dudas,  el miedo, pero por otro lado encuentras una fuerza increíble, pones todo, te  enfrentas al dolor, al cansancio y logras superarlo. Crees que ya no puedes más  pero descubres que si puedes. Sigues remando, sacas fuerzasde la nada y  finalmente llegas. No importa mucho si has ganado o no, el hecho es que has  llegado, te has sobrepuesto al problema, has confiado en ti y has llegado. Esa  es una experiencia inigualable.Tanto en el deporte como en la vida. Eso que  aprendí en el deporte, a no rendirme frente al dolor, me sirvió luego muchas  veces en la vida. 
      Los estudios que realicé en la Universidad de  California, gracias a una beca Fullbright, me abrieron los ojos. Por ejemplo,  en mi época de alumno en Lima, todo el curso de citricultura se basaba en un  solo libro de texto. Al llegar a California descubrí que había un edificio  entero de tres pisos solo para cítricos. Esto me hizo darme cuenta en carne  propia que mientras más aprendes más te das cuenta de lo poco que sabes.
     
      Una experiencia que definitivamente me marcó y de  hecho, nos marcó a todos como generación, fue la llegada del General Velazco  Alvarado y su Reforma Agraria. Fue una de esas cosas que llegaron para  cambiarlo todo. En ese momento lo vimos como una catástrofe. Hoy con el tiempo,  veo varias cosas positivas que salieron de esa crisis. La Reforma Agraria para  mí y para muchos, marcó un antes y un después. Dos cosas cambiaron  fundamentalmente. Una fue que la agricultura extensiva, para la que habíamos  estudiado y que era lo que sabíamos hacer, ya no tenía sentido en el Perú. La  otra, que la forma de tratar al campesino que habíamos tenido hasta ese  momento, ya no tenía cabida en el Perú.
      Cuando yo comencé a trabajar, a los campesinos se  los trasladaba en camiones como ganado. Vivían todos juntos en corralones, un  trato inhumano y terrible. Con la reforma nos dimos cuenta que había que  cambiar, que había que DAR. Comenzamos a construirles casas buenas, les pusimos  televisión para que vean como era el mundo, compramos buses para trasladarlos  como gente, etc. Eso cambió todo ya que la gente comenzó a tener aspiraciones, redujeron  el consumo de bebidas alcohólicas y disminuyó el número de hijos por familia. En  solo una generación, casi todos los hijos de nuestros peones se convirtieron en  profesionales. Hoy son, en buena parte, los técnicos y veterinarios que manejan  nuestras granjas. 
      Muchas veces pienso que la razón por la que el  terrorismo nunca se metió con nosotros fue porque nuestra gente no los dejó. Porque  se sentían bien tratados,aunque supongo que eso nunca lo sabremos.
      Poco después de la reforma agraria, hice un viaje  que cambiaría mi vida. Fui a Israel y a Egipto a aprender del negocio de la  jojoba, el cual rápidamente me di cuenta no tenía futuro. Lo que si aprendí fue  algo totalmente inesperado. Vi a dos países (Israel y Egipto) que compartían el  mismo tipo de terreno y prácticamente el mismo clima. Uno pobre, con 5000 años  de pobreza y sin mucha esperanza y el otro a pocos kilómetros de distancia, con  el mismo desierto y haciéndolo florecer. La diferencia era que los pobres  tenían agua, tenían el Nilo, no habían tenido que hacer mucho por milenios.  Sembraban solo 500m de cada lado del Nilo y eso era suficiente pero eso era  también su ruina. Los israelíes, al otro lado del desierto, no tenían agua. A  partir de esa escasez desarrollaron toda una industria de la irrigación, de  cultivos intensivos, variedades, técnicas, aprendieron a cultivar el desierto y  se volvieron prósperos en el camino. Es decir, de la escasez, de la necesidad,  salió la creatividad. Eso me abrió los ojos.
      En el Perú habíamos estado acostumbrados durante cientos  de años a sembrar algodonero, maíz y caña, usando la mano de obra campesina  abundante. Si bien no era fácil, ya sabíamos cómo hacerlo. Teníamos nuestro “Nilo”.  La reforma agraria y la crisis me hicieron ver que teníamos que cambiar. Por  suerte, las 80 ha que logré salvar estaban en el extremo del valle y por ende  contiguas al desierto. Así fue que, por necesidad y con mucho trabajo e ingenio,  logramos poco a poco ir aprendiendo las técnicas para luchar contra las sales,  para usar el agua de forma eficiente, para encontrar variedades adecuadas, en  resumen, para hacer producir nuestra escasez.
      En el camino, no solo logramos superar los  obstáculos sino abrimos las bases de una agricultura totalmente diferente y  mucho más rentable. Ya no estábamos peleando por lograr 100 o 200dólares al año  por ha, sembrando maíz sino apuntando a 10 o 20 mil dólares por ha con  cítricos, paltas, uvas y granadas. Todas sembradas en terrenos desérticos que  nadie quiere y con una fracción del agua que usábamos antes.
      Hoy, la agricultura que estamos haciendo, es  totalmente diferente a la que aprendí 50 años atrás. Antes nos preocupábamos  mucho de conseguir las mejores tierras para sembrar. Usualmente eran también  las más caras. Hoy ya no importan mucho la calidad de la tierra donde uno siembra  pues esta solo sirve como sostén de las raíces, nada más. Hoy lo más importante  es el clima, el sol.
      Antes estábamos siempre preocupados por los nutrientes,  por darle de comer a las plantas. Un ser vivo puede vivir semanas sin comer,  algunos días sin agua pero le quitas el oxigeno que respira y muere en pocos  minutos!  Por eso, hoy nos preocupamos,  más que nada, de que las raíces “respiren” y por ende regamos por “pulsos”, con  muy poca agua cada vez pero muchas veces por día. De esta manera, solo usamos  los primeros 15cm de tierra para las raíces y muy poca agua, ya que más abajo  no tiene sentido regar. Sería un desperdicio de agua ya que no llega el oxígeno  que las raíces necesitan. 
      La agricultura es una ciencia de la vida. Como la  vida, ésta tiene que cambiar, tiene que adaptarse. Estos cambios que venimos  implementando abren las puertas para una agricultura del desierto, una  agricultura para las maravillosas condiciones de la costa del Perú.
      Las cosas más simples son las que funcionan en la  vida. Un caso de esto fue cuando tuve el problema que al crecer la granja nos  encontramos con una cantidad muy grande de guano que había que sacar y compostar diariamente. Eran cerca de 100TM por día y esto resultó  ser un reto terrible. Vimos tecnología de muchos lugares. Fuimos a ver  maquinaria cara y compleja de Brasil, de España, de Japón. Al final, lo más  simple fue lo que funcionó. Lo expandimos en una pampa, lo compostamos con agua  y le dimos vuelta con un cargador frontal, muy simple. El guano tratado es que  el que nos ha servido para abonar los arenales y hacerlos productivos. La gente  a veces se complica mucho. Yo he aprendido que las mejores soluciones son las  más prácticas y que para encontrarlas solo hace falta un poco de ingenio, un  poco de tiempo y un poco de humildad para escuchar a las personas que están  metidas en el campo y que muchas veces tienen las mejores ideas.
      Tengo que decir que no siempre ha sido fácil. Realmente,  casi siempre ha sido muy difícil. Pasar todo tipo de problemas, reforma  agraria, el rio que se salía y se llevaba la mitad de la chacra, hiperinflación,  epidemias, terrorismo, etc.  
      Para enfrentar todas esas catástrofes, siempre me han  funcionado dos cosas. La primera, es que siempre pensé que iba a salir  adelante. Que eso que me estaba pasando no me iba a tumbar. Muchas veces tuve  miedo y dudé, muchas veces pensé hasta acá llegué. Pero, luego regresaba mi  convicción interna de salir adelante.Y eso, pienso, es lo que diferencia a los  que se quedan de los que vencen el problema. Tener una visión personal de  éxito.
      Lo otro, igualmente importante y que me ha sostenido  siempre, en épocas buenas, en épocas malas es mi gente. He procurado y he  tenido la suerte de rodearme de gente muy buena. De mi experiencia les digo,  una vez que encuentren a gente buena, esa gente que te entiende, te acompaña,  gente de trabajo que da todo por ti, dedicados, responsables, una vez que los  encuentres, luego hay que dar todo por ellos. Así como ellos dan todo por uno,  hay que dar todo por ellos. 
      Finalmente, todo lo que he hecho, lo he hecho de la  mano de mi esposa. Beatriz no solo me ha dado 4 hijos maravillosos sino que me  ha acompañado siempre. Como prometimos cuando nos casamos, en las buenas y en  las malas. No podría imaginar volver a hacer todo lo que he hecho, las cosas  por las que he pasado sincontar con su constante apoyo. 
      Igualmente, el apoyo que hoy tengo de mis cuatro  hijos. Antes, cuando eran chicos, yo tenía que decidir todo sólo, no tenía con  quien discutir las ideas, los proyectos. Ahora que ya están grandes, somos un  equipo, discutimos, evaluamos, no siempre estamos de acuerdo pero ya no estoy  sólo. Esto es un lujo de la vida y algo que se ha construido a partir de mucho  cariño y respeto por muchos años.
      Termino ahora reiterando mi gratitud a las  autoridades universitarias por concederme este honor con el cual me han  distinguido. Prometo atesorarlo como uno de mis recuerdos más preciados.
      Muchas gracias.