Origen de la
versión psiquiátrica: Freud y la cocaína La historia de los equívocos en torno a la coca y al coqueo, como hemos visto,
se inició al momento del encuentro cultural con el mundo indígena. La historia de la
actual versión psiquiátrica, por el contrario, tiene sólo la antigüedad de dicha
disciplina médica, originada en malentendidos asumidos inicialmente por Sigmund Freud en
su conocido ensayo sobre la planta andina, Sobre Coca (Über Coca, 1884), primer trabajo
que realizara sobre el tema.
Excluidos de sus Obras Completas por
voluntad expresa del autor, los escritos sobre cocaína de Freud (1884, 1885, 1887) han
sido difundidos recientemente por la re-edición crítica y documentada de Robert Byck,
con notas de Ana Freud, aparecidos bajo el título de Escritos sobre Cocaína (Cocaine
papers, 1975), pues fue con cocaína y no con coca que el escritor vienés realizará sus
experiencias.
Gracias a tal publicación, es posible reconstruir hoy con facilidad los sucesos que se
dieron entre 1884 y fin del siglo, período de institucionalización y reconocimiento
público de la Psiquiatría.
En abril, de 1884, el entonces joven médico Sigmund Freud le envió una carta a su novia
anunciándole su proyecto: "He leído últimamente algunas cosas sobre la cocaína,
el ingrediente activo de las hojas de coca que algunas tribus de indios mastican a fin de
aumentar su resistencia al hambre y la fatiga. Un alemán (se refiere a Aschenbrandt,
1883) ha probado este producto con algunos soldados y afirma que efectivamente sirve para
hacerles más fuertes y resistentes. Ahora he hecho un pedido y por razones evidentes voy
a probarlo en casos de enfermedades cardíacas y después de agotamiento nervioso, sobre
todo en el terrible estado que se produce cuando deja de tomarse morfina (como en el caso
del Dr. Fleischel)" 22.
Aunque no interesa, para los propósitos
del presente análisis, seguir con detenimiento lo que ha pasado a considerarse tan sólo
un "episodio" en la vida de Frcud, según se ha supuesto posteriormente (Jones,
1961, siguiendo a Bernfeld, 1953; Byck, 1975; e incluso Szasz, 1975), conviene aclarar los
equívocos surgidos de las experiencias con cocaína de quien más tarde fuera el creador
del psicoanálisis.
Para resaltar lo fundamental: desde el primer testimonio escrito Freud dejó registrada su
inicial creencia, la que fue reafirmada meses más tarde en su ensayo Über Coca, de julio
del mismo año: "la cocaína es el auténtico agente de los efectos de las hojas de
coca" , pese a reconocer que "según las informaciones de los químicos, las
hojas de coca contienen algunas otras substancias que todavía no han sido
descubiertas" 23.
Tal reduccionismo (igualmente se reducía
por entonces el opio a la morfina extraída de él) dio pie para que Freud se apoyará
indistintamente en informes anteriores sobre la coca para recetar aplicaciones de
cocaína. Este fue el origen del "experimento terapéutico" consistente en
recomendarle inyecciones de cocaína al mencionado Dr. Fleischel, destacado fisiólogo de
Viena, quien abusaba de la morfina. Para tal prescripción Freud tomó como referencia un
informe de Bentley (1880) en el que se informaba del uso del extracto fluido de coca,
preparado por Parke, Davis and Co., para tratar el abuso de opiáceos y alcohol.
Más allá de tal error de apreciación inicial y del apresurado consejo terapéutico cuya
desastrosa consecuencia en el caso indicado sería motivo de escándalo en Viena,
propiciando la acusación del neuropsiquiatra Erlenmeyer (1885), quien acuñó la
expresión de "el tercer flagelo" para referirse a la cocaína, siguiendo al
alcohol y la morfina; más allá del éxito de propaganda que para la venta de cocaína
representó el informe de Freud, se le debe reconocer el mérito de haber realizado el
primer trabajo experimental con el alcaloide cuyo efecto psíquico (en dosis de 0.05 a
0.10 gramos vía oral), "consiste en optimismo y una duradera euforia, que no muestra
diferencia alguna con la euforia normal de una persona sana". Con ella, durante los
subsiguientes años, Freud combatiría su propia "neurastenia" y
"desataría la lengua" como le confesó por carta a Martha Bernays, desde
París, en 1886.
No contento con sus observaciones
subjetivas sobre los efectos de la cocaína: "he comprobado en mí mismo unas doce
veces este efecto de la cocaína, que suprime el hambre,el sueño y la fatiga, y permite
acentuar el trabajo intelectual; no he tenido oportunidad de realizar trabajos físicos 24 , se propuso recurrir a mediciones
objetivas de la fuerza muscular y tiempo de reacción, para confirmar el efecto de la
cocaína sobre el esfuerzo físico. De tal trabajo informó meses más tarde 25 , confirmando sus expectativas.
En su apresuramiento por obtener "un golpe de suerte para así empezar a pensar en
instalamos" (carta a su novia de abril), Freud abandonó en su primer ensayo toda
prudencia científica, al sugerir el uso terapéutico de la cocaína fundado en
observaciones y recomendaciones sobre la coca. De ahí que la cocaína fue recomendada
como estimulante: "la principal utilización de la coca (cocaína) será seguramente
la misma que ha tenido durante siglos entre los indios"; en trastornos digestivos del
estómago (Unanue y Mantegazza eran especialmente citados en su apoyo); en los estados de
debilidad (citando nuevamente informes sobre coca: McBean, 1878; Peckham, 1880; Hoke,
1880; Bartholow, 1880); en el tratamiento del abuso de morfina y alcohol (apoyándose en
experiencias médicas norteamericanas con extracto de coca: Bentley, 1878 y 1880; Palmer,
1880; Warner, 1881; Stimmel, 1881); contra el asma (cita a Tschudi y Markham); como
afrodisiaco (según Mantegazza, 1859); y, finalmente, por sus efectos anestésicos
locales, "sobre todo en relación a las afecciones de la membrana mucosa"
(citando el empleo que hacía el Dr. Fauvel y Collin (1877), de un preparado de coca -
creación de Mariani (1863)- para el tratamiento de la laringe). |
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