El sesgo en la perspectiva psiquiátrica: Kraepelin

En Química ceremonial (1975), Thomas Szasz ha historiado el desprestigio del opio en Norte América como parte de la campaña contra los chinos, valiéndose de prejuicios típicamente racistas. Debido a ello su comercio le fue prohibido a los chinos residentes en Norte América en 1887, pero no sucedió lo mismo con los "americanos" como destaca Szasz, marcando el sesgo colonial. Para entonces (fin del siglo XIX), sin embargo, los prejuicios se habían convertido en "teoría". Las sucesivas ediciones del libro Psiquiatría, de Emil Kraepelin, dan cuenta del paradigma asumido en el tratamiento de las "toxicomanías", las mismas que con lenguaje menos expuesto a ser contrastado con la experiencia pasarán a ser luego "drogadicciones" o contemporáneamente "fármaco-dependencias" y "uso indebido de drogas" (NN.UU.).

En la primera edición de su clásico manual (1883), todavía no se mencionan intoxicaciones por drogas como parte del inventario de "enfermedades mentales", pero en la segunda (1887) ya aparecían las "intoxicaciones crónicas", "alcoholismo y morfinismo", para designar el uso habitual y el deseo de consumir tales substancias, como si el problema no fuera estrictamente la medida, puesto que eran los casos de abuso los que proporcionaban clientela a la naciente especialidad médica. El terrorismo psiquiátrico había creado ya dos fantasmas, a los cuales agregaría Kraepelin en su cuarta edición (1891) un "tercer flagelo" (expresión acuñada por Erlenmeyer, 1886) para designar al "cocainismo". Es en tal contexto que aparece "'la masticación de la coca" convertida en "intoxicación crónica', cuyas consecuencias "en la patria de la coca, en el Perú, son también conocidas como la de los fumadores de opio en China" (6ta. edición, 1899, según Szasz 1975).

Dado que la información médico-científica acumulada durante el siglo XIX contrariaba la perspectiva psiquiátrica, Kraepelin simplemente la ignoraba y contradecía con prejuicios racistas como marco de referencia. Con todo lo reseñado desde Unanue (1794) a Freud (1884, 1885, 1887), mal hubiera podido dar por sentado el carácter "tóxico", nocivo, de la coca. Información equivalente existía entonces para el alcohol, el opio y derivados, informes que Kraepelin tampoco tomó en cuenta 28.
Pese a la nula revisión bibliográfica y a la ausencia de fundamento experimental y clínico, Kraepelin creó el "cocainismo" en la tradición literaria psiquiátrica, la que convertida en rumor y ampliada por los diarios en los Estados Unidos de Norte América (Musto, 1973; Aschley, 1975; Phillips and Winne, 1980) puso en entredicho a la cocaína y a la coca, superando la resistencia médica ejemplificada por Mortimer a comienzos del siglo XX, con su inapreciable History of Coca (1901).

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