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          (2009,  SEPTIEMBRE 22).- “Es tradición antigua y respetada de la academia universitaria honrar a sus intelectuales que con su obra han contribuido de manera destacada al conocimiento”. Manifestó el Señor Rector, Dr. Abel Mejía Marcacuzco, durante su Discurso de Orden, al reconocer y valorar la gran contribución del Dr. Bacigalupo al desarrollo y prestigio de la Universidad, y en particular de la Facultad de Zootecnia.  | 
        
        
          "Profesional excepcional,  poseedor de una impresionante sabiduría, contagiante entusiasmo y positivismo”, fueron las palabras del Vicerrector  Académico, Dr. Jorge Aliaga, durante la exposición de los méritos del Dr.  Antonio Bacigalupo, en el  otorgamiento de su Grado de Doctor Honoris Causa.  
            
              
                 El Dr. Bacigalupo Palomino se mostró agradecido y emocionado por    la distinción otorgada, y dijo sentirse orgulloso de pertenecer a la Universidad     Nacional Agraria La Molina. Además    resaltó la labor social de las universidades como ejes de desarrollo. “Es importante que adoptemos un ángulo    social en la profesión, para enfrentar a la pobreza y lograr el progreso    integral”, manifestó. 
                    Posteriormente, el Rector de la UNALM señaló la antigua vinculación del Dr. Antonio    Bacigalupo con su Alma Mater, como fundador de Facultades y de la Escuela de Graduados; destacando    su protagonismo en el ejemplar cambio de la Escuela  tradicional hacia la modernizadora transformación    de la     Universidad Nacional Agraria La Molina. 
                  En cuanto a las innovaciones en ciencia y tecnología de    alimentos, se le atribuye la invención de una máquina de alimentación    automática de vacas lecheras; invención de una regla de cálculo para medir la alimentación del animal balanceada (para su uso de ganaderos en  áreas deprimidas); invención de un equipo procesador de alimentos para consumo  humano, con gases de alta presión y temperatura.  
                   
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                    SEMBLANZA 
                      Antonio    Bacigalupo Palomino nació en Lima el 21 de febrero de 1927. Sus estudios    escolares los realizó en el Colegio Anglo Peruano, egresando en 1942. Recibió    el Premio Bentick, distinción al mejor alumno y en mérito a sus excelentes    calificaciones. Obtuvo el Título Profesional de Ingeniero Agrónomo en 1947 en    nuestra Alma Mater. Posteriormente, en el año 1949 recibió el grado académico    de Maestría en Ciencias en la Universidad de Texas A&M, con mención en    Bioquímica y Nutrición y luego el grado de Doctor en Nutrición  en la Universidad del Estado de Michigan en    1952. Ese mismo año inicia su brillante carrera profesional como Docente    Universitario, llegando a la categoría máxima de Profesor Principal. Asimismo    fue el Primer Director de la     Escuela de Graduados, de la que también fue fundador. 
                      Entre sus    distinciones más notables se cuentan: 1947, obtuvo el “Premio Aspíllaga” por    ser el mejor  alumno de la Escuela Nacional    de Agricultura; 1964, recibió la “Condecoración de Gran Maestro de la Orden al Mérito Agrícola,    en el Grado de Comendador”; en 1965 recibió el premio al “Alumno más distinguido”    de la Universidad    del Estado de Michigan. En 1975 fue nombrado “Profesor Emérito” de la UNALM; asimismo,    “Periodista Científico” por su excelente labor en la Revista Anales Científicos de    La Molina. En    el 2000 recibió el “Premio Southern Perú” y “Medalla Cristóbal de Losada y    Puga” otorgado por la Pontificia     Universidad Católica del Perú.  | 
                   
                 
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            El Dr. Bacigalupo fue el promotor del sistema de engorde intensivo  de bovinos como una nueva actividad ganadera del país y de su promoción a nivel  nacional, creándose más de 200 centros de engorde en territorio nacional. 
            Considerado un profesional visionario, actualizado y moderno,  amante de su profesión, que inspira en sus acciones pasión por la vida y un  profundo amor por los niños y la humanidad entera, focalizó su creatividad en  la alimentación humana, utilizando como substratos insumos abundantes en el  Perú, para posteriormente transformarlos en ingredientes de mezclas nutritivas  destinadas para el consumo humano por gente de escasos recursos económicos.  Este afán lo motivó para crear en la   UNALM el “Programa de Alimentos Populares”, hoy convertido en  el exitoso Programa de Investigación y Proyección Social en Alimentos.             
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