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           Gaceta Molinera 
            Universidad Nacional Agraria La Molina | 
         
         
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          CONSEJO EDITORIAL: 
            Rectorado: 
           Dr. Américo Guevara Pérez 
            Oficina de Imagen Institucional:  
            Lic. Elsa J. Huertas Aponte 
			Oficina de Tecnología de Información y Comunicaciones (TIC):             
            Lucio Michael Laines Covarrubias | 
         
         
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          EDICIÓN GENERAL: 
              Elsa J. Huertas Aponte 
              COORDINACIÓN: 
              Yolanda Cóndor Mori            | 
         
         
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          REDACCIÓN: 
            Hernán Toribio Chahua 
			Erick Rodríguez Mascco 
           
            DISEÑO: 
              María Estela Chacón  
              Eleanna Chuquillanqui  
              
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            PASIÓN  POR JOSÉ MARÍA ARGUEDAS             
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              Reunió a investigadores y artistas                | 
             
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                  (2011, NOVIEMBRE 22).- La nota emotiva la puso  el violinista ayacuchano Máximo Damián al interpretar el tema favorito de  Arguedas “Koka Kintucha” (La coca).  Como  se recordó, en la carta de despedida que dejó Arguedas antes de suicidarse, le  pidió a su amigo Damián que se escucharan sus acordes el día de su  entierro.  Por su parte, la folclorista  Martina Portocarrero entonó, como parte de su repertorio, una canción inspirada  en el amor imposible de un niño José María hacia Justina, una muchacha algo  mayor que él, que ya tenía compromiso”. 
                    <Ver álbum> 
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              Inició la Mesa  Redonda el Doctor Jorge Aliaga, vicerrector académico, haciendo referencia al  viaje que efectuaran docentes y alumnos, con la finalidad de reconstruir lo que  luego le llamaran, “La Ruta Arguedas”, efectuándola, como se imaginaban lo  hubiera hecho el propio Arguedas;  acompañados  de artistas folclóricos, de cantos andinos, mientras visitaban lugares donde  alguna vez estuviera el Amauta: Ica, Puquio, Andahuaylas, Abancay,  Huancavelica, Chalhuanca, entre otros pueblos. “Esta fue una experiencia muy enriquecedora para los molineros que  hicimos la ruta, fue ver gente y que se iluminaba el camino con el recuerdo de  Arguedas”. 
                Por su parte el Doctor Aníbal Quijano, sociólogo y actualmente catedrático de la Binghamton University de Nueva York, manifestó que la propuesta de solicitar el ingreso de J.M.  Arguedas a la Universidad (La Molina) se basó en el contexto que se vivía en el  recinto universitario de aquellos años: por un lado el Perú oficial, de gente  privilegiada por el acceso a derechos a los cuales accedía, y por el otro, el  Perú real, con poblaciones de indígenas desprovistos de un trato equitativo, en  su ingreso a la ciudad.                  | 
             
            
              
                Durante el testimonio de vida que se hiciera del escritor  andahuaylino, el Ing. Jaime Llosa manifestó que el mejor testimonio de la  vigencia del pensamiento de Arguedas era la asistencia de jóvenes que llenaban  el auditorio aquel día, a los que se dirigió haciéndoles la siguiente  reflexión: “el mejor homenaje que se le  puede dar a Arguedas es evitar que la sociedad siga siendo erosionada, es decir  cuidar todos los legados: el agua, la tierra y las costumbres de nuestro pueblo  que están desapareciendo”.  Añadió  que es importante “repensar” al Perú para un mejor futuro porque si no, éste no  existirá. 
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                El Mg.Sc. Ricardo Rivera, presidente de la Cátedra Arguedas recordó que fue  alumno de quechua del escritor y de cómo sus enseñanzas marcaron su vida.  El se ocupó de destacar la visión de migrante del Amauta, señalando  que nuestro país tiene inmensos contrastes y Arguedas supo muy bien cómo  relacionarse entre esta variedad como lo demuestra en sus obras. “Su condición de migrante nos identifica a  todos y esa relación con los paisajes interandinos lo volvía sensible ante cada  adversidad que vivía”. 
                                  El Ing. Jorge Montoya, por su parte habló sobre el paso de  Arguedas en la entonces Facultad de Sociales, contó su experiencia como cuando  era estudiante molinero, en una época de restricción y en momentos en que se formó  dicha Facultad. 
                                  Fue el testimonio del  Dr. Azril Bacal con que se finalizó la Mesa Redonda.  El expositor es egresado de la Facultad de Ingeniería  Agrícola, quien conoció de cerca al docente, porque eran vecinos y colegas, tal  como lo cuenta. “A dos días de su  suicidio Arguedas y yo tuvimos un pequeño roce y me contaron que estaba mal.  Bueno no era novedad en él, así que le propuse  ir al Bosque porque sabía que le encantaba.  Le dije “vamos un rato en la mañana y de allí  volvemos a La Molina, pero no quiso” y  yo no insistí, pero después me arrepentí. Quizás si hubiera sido más  insistente… pero en fin, las cosas ya estaban predestinadas en él,  porque ya antes había intentado acabar con su vida.  Y su sufrimiento por las cosas sencillas, eso era  desde antes: su forma de interpretar la vida era muy sensible”.   De esta forma emotiva terminó su elocución el doctor Bacal. 
                DANZAS Y PAGO A LA TIERRA 
                El homenaje  festivo se desarrolló al día siguiente con presentaciones artísticos musicales en  el campo ferial de la UNALM y con la actuación de artistas folklóricos que  interpretaron lo mejor de su repertorio frente a una multitud que esperaba  ansiosa, así también se ofrecieron platos típicos de cada región de nuestro  país, especialmente de la zona central. 
                Al promediar las 3 de la  tarde, uno a uno fueron desfilando los artistas. Una de las primeras fue la Princesita  de Yungay, le siguieron Julio Humala, Martina Portocarrero, Máximo Damián con  su violín, entre otros. Cuando avanzaba la tarde se hizo un intermedio para  realizar la ceremonia de pago a la tierra con sacerdotes andinos como es la  costumbre en la serranía y una pequeña fogata donde se recordó el espíritu de José  María Arguedas, evento que fue presidido por el Dr. Jorge Aliaga y el Mg.Sc.  Ricardo Rivera. Luego continúo el desfile de artistas que invitaban a los  asistentes a danzar. La reunión se prolongó hasta avanzada la noche, dejando un  recuerdo imborrable entre los que asistieron al homenaje del Amauta, cuyo  pensamiento arderá por siempre en La Molina.  
                  
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